martes, 26 de noviembre de 2013

MORENA NO ES UNA MARCA DE SOPAS

Mariana Ibargüengoitia

MORENA (Movimiento Regeneración Nacional) es el movimiento político-social más esperanzador que tiene nuestro país. Esperanzador no por una cuestión cursi amorosa mesiánica, sobre la que se han hecho los ataques más fáciles y cómodos a este movimiento, sino por el alcance en tiempo y espacio que tiene el ambicioso proyecto que enuncia: la transformación del país mediante la revolución de las conciencias.

La esperanza en Morena nace luego de ver  en los hechos la manifestación congruente de las ideas e ideales de un hombre: Andrés Manuel López Obrador. 

Pero en política la esperanza no debe serlo todo. Finalmente todos los días y a todas horas estamos propensos a encontrar esperanza en muchas partes. El ejemplo más claro es la publicidad. Las marcas también nos prometen esperanzas… nos ofrecen la posibilidad de ser atractivos, delgados, poderosos. Esperanzas sobre aspiraciones establecidas por el mercado a través de las marcas. Fácilmente satisfacen nuestras ilusiones, nos globalizan, nos unifican la ropa, calzado, comida, gustos, ideas.

En la política esto no puede ser igual. Un partido político no puede quedarse en el concepto de la esperanza o la ilusión, de lo contrario encajará más bien con las características de un producto y sus palabras podrán confundirse con un infomercial.

En Morena se debe tener claro lo anterior sobre todo porque la esperanza ha sido mucho tiempo su lema, su bandera. No está mal ni es engaño, pero debe trascender a la acción.

Los lectores de este texto tendrán mucho conocimiento del proyecto de Morena, pueden hablarnos desde su conformación devenida por varios procesos como el desafuero y las elecciones fraudulentas de 2006 y 2012, hasta la búsqueda de la conformación de Morena como partido político y demás cuestiones del movimiento.

Dirán lo anterior y más; tendrán fotografías de presentaciones de libros, de asambleas, de mítines, de marchas, de congresos, porque un día ellos rompieron el cerco informativo; porque de boca en boca, a lo largo de los años se transmitieron el mensaje de un hombre. Un mensaje, muchas ideas.

Morena ya tiene mucho contenido, proyecto para todos, para el sector de los trabajadores del campo, para los jóvenes, para los adultos mayores; hay planes de acción para reactivar la economía, para utilizar los recursos naturales sin poner en riesgo el bienestar de los que vienen, para asegurar educación, salud, bienestar.

El mensaje se ha esparcido y hay muchos morenos, obradoristas o ambos (o ninguno de los anteriores, pero sí luchadores sociales pacíficos que algún día se inspiraron en este proyecto)¿Cómo se ha logrado esto? A través de la comunicación y la difusión.Comunicar eficiente y eficazmente permite organizar.

No basta tener una gran idea, un gran proyecto en el papel, si no lo difundimos ampliamente. En ese sentido se tienen dos tareas de comunicación en morena. Al interior, se necesita que fluya la información, que no haya gente dentro del movimiento que no esté enterada de lo que está ocurriendo, de los procesos que se están desarrollando y de las responsabilidades de cada quien. No debe haber vacíos de información y mucho menos discrecionales.

Al exterior, deben ejecutarse cada vez mejores estrategias de comunicación y difusión; debe cuidarse que el volanteo no se vuelva vicio o acción meta, que los recursos impresos lleguen a donde deben llegar, que las personas con experiencia en diseño, comunicación, psicología social apoyen con creación, con estrategias de reparto, con mensajes claros entre las bases. En la elaboración de estas estrategias sí está permitido voltear a ver lo que hacen las grandes marcas, cómo se posicionan hasta el último rincón del país, en el poblado más lejano, en el más pobre, en el más difícil de acceder.Sin una buena comunicación de los objetivos, los argumentos y los métodos no habrá organización. 

Asistamos a uno de los recuerdos más gratos de este andar: el Encuentro Nacional de Estudiantes con AMLO (21 de mayo de 2012). El objetivo era claro, se tenía que difundir entre el sector juvenil que había un candidato que tenía un proyecto para ellos, que tenía propuestas en materia de educación y empleo; además el contexto era ideal ya que se encontraba efervescente la expresión estudiantil Yo soy 132. El alcance fue exitoso.

En contraste, con afán de hacer una crítica constructiva, debe reconocerse que en semanas pasadas a Morena se le fue un momento diferente, pero con características similares, igual de relevante para poner de manifiesto el alcance del movimiento: la movilización de los maestros de la CNTE.

En plena efervescencia del conflicto magisterial, se oyeron rumores, hubo ruido e incertidumbre; entre los morenos no faltó iniciativa, muchos estuvieron con los maestros, durmieron con ellos, les llevaron comida, ropa y lonas… pero a este acto solidario de lucha le faltó más que un mensaje solidario de la dirigencia, faltó una estrategia real para establecer alianzas a partir de las coincidencias entre el proyecto político del movimiento y las demandas de los profesores. No se trataba de ejercer un desdibujamiento de alguno de los movimientos sino, por el contrario, plantear plataformas de acción común ante fines comunes, a saber, la lucha contra el neoliberalismo y sus reformas estructurales. 

En consecuencia, por las características propias del movimiento, que ha planteado un proyecto para todos, Morena debe diferenciar a los que están y a los que faltan –que no estereotiparlos-, con la finalidad de definir la estrategia de comunicación más adecuada para cada sector o región. No es lo mismo lo que atrae al adolescente que a la persona de la tercera edad; no tiene la misma posibilidad económica y de tiempo el campesino para informarse mediante las redes sociales, que un joven citadino. No es lo mismo hacer la invitación a un mitin que organizar comités territoriales y dirigir convocatorias. 

La esperanza de moren es su proyecto y sus acciones, lo que obliga a una amplia difusión del mismo a todos los actores de la población mexicana para, entre todos, luchar por su realización.

Cada responsable de comunicación de un comité delegacional o municipal, estatal e inclusive el nacional, debe analizar bien el contexto (espacio, tiempo, cultura) en el que se encuentran los mexicanos para, por un lado, mantener y por otro atraer a la militancia que este proyecto social requiere. 

Parafraseando a AMLO, en Morena no es que se quiera proyección por proyección, es que sí hay mucho que proyectar, sí hay mucho que difundir. Trascendamos la esperanza con la in-formación. No debe claudicarse que algo se pegará, motivará y cambiará en quién escucha el mensaje, la estrategia, el plan de Morena. No deje de presionarse a las dirigencias a no temer manifestarse solidarios con otras expresiones de lucha. Comunícate no sólo con el moreno sino con el pueblo. Difunde Morena.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN

                                                            Axel Juárez Rivero


    Al Pueblo consciente de México 
que luchó y lucha por una Patria Nueva


Ver la Revolución Mexicana, es ver una multitud de procesos insertos en uno mismo. Corrientes divergentes, golpes y contragolpes, lealtades que rompen, filiaciones momentáneas. Líneas yuxtapuestas de un mosaico de ideas y hechos.
No se puede analizar este momento de la historia de México como un proceso fragmentado, pero aún así, dentro de la Revolución Mexicana, hubo muchas Revoluciones. Una evaluación histórica a más de un siglo, ciento tres años, nos permite hacer una visión de conjunto. La revolución hoy, como planteamiento político.

                                                                                 
                                                I                                               
 La Revolución ayer

Antecedido por las movilizaciones obreras, y atizada por las condiciones de pobreza, desigualdad y autoritarismo, la Revolución Mexicana inicia con el detonante del movimiento democrático de Francisco I. Madero encaminado, principalmente, a reconquistar las libertades políticas perdidas durante la dictadura, sin dejar de lado ciertas reivindicaciones sociales, en esencia de tipo agrario.

Tras la caída de Díaz, y la llegada de Madero a la presidencia –en 1911– esas demandas sociales, plasmadas en el Plan de San Luis no se ven materializadas con la inmediatez que reclamaban los sectores campesinos. Ello ocasionaría nuevamente el levantamiento de Emiliano Zapata enarbolando el Plan de Ayala, que propugnaba el regreso de las tierras a los campesinos y dar fin a los latifundios, las grandes extensiones de tierras en manos de unos cuantos hacendados. “Tierra y Libertad” era la consigna.

La minoría privilegiada porfirista, que se mantenía, los grupos más regresivos de la sociedad aliada a las partes conservadoras del Ejército Federal en colusión con los intereses extranjeros creados en el país, fraguaron el golpe de Estado que derrocaría al Presidente Madero, asesinándolo.

El cuartelazo que puso en el poder a Victoriano Huerta desencadenó el nuevo levantamiento de Francisco Villa, que encabezaría un poderoso ejército del pueblo, la división del Norte;   Zapata con el Ejército Libertador del Sur, en conjunción con las tropas de Venustiano Carranza.

Huerta caería en 1914, se entró, entonces en el período más convulso y sangriento de la Revolución, que dividió definitivamente a las fuerzas revolucionarias. Las diferencias de todo tipo, sociales, económicas, políticas, militares e ideológicas. Mientras Zapata sostenía un reparto agrario inaplazable, ejemplo de ello sería la “Comuna de Morelos” punto que convergía con el villismo, de mayores aspiraciones sociales. Carranza –viejo liberal–  se mostraría con posturas más moderadas e incluso conservadoras, muestra de ello: derogaría su propia legislación en materia agraria, anulando la Ley del 6 de enero de 1915; cancelaría la ley agrarista de Salvador Alvarado en Yucatán y reprimiría con peculiar violencia la huelga de julio y agosto en la Ciudad de México. Dos concepciones se encontraron antagónicamente irreconciliables.

En un intento de unificación y discusión pacíficas se conformó la Convención de Aguascalientes que pasando por diversas etapas, sus intentos  resultaron infructuosos. Entre 1915 y 1916 la lucha de facciones estallo violentamente. Villistas y zapatistas unirían esfuerzos, al menos en la  intención, contra Carranza.

Sin embargo las particularidades del ejército zapatista, estrictamente campesino y regionalista,  lo llevarían a aislarse, dejando de lado un panorama más amplio. Sobre la División del Norte caería la respuesta militar del ala agrarista de la Revolución.  A pesar de la enérgica resistencia, Villa y Zapata fueron derrotados por los carrancistas.

En diciembre de 1916 se convocó a un Congreso Constituyente que refundara el Pacto Social. Aunque derrotados en lo militar, los postulados del villismo y del zapatismo permearían en el nuevo texto constitucional. Era evidente, cuando no una necesidad histórica, que tras una Revolución de las magnitudes en que se dio la mexicana la vida pública se tenía que transformar profundamente. México había cambiado para siempre: había caído la dictadura, las relaciones entre las masas y el Estado se modificaron en su equilibrio, las relaciones sociales se volcaron, se instauraría un nuevo modelo económico y la cultura se tornaría en una revaloración hacia lo mexicano.

A razón de la historia, tras todo lo que sucedería y deviniese en la etapa postrevolucionaria, y al día de hoy, una de los logros materializados de la Revolución Mexicana fue la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Las acciones sociales que emprenderían los gobiernos surgidos después de la Revolución, llevarían como característica la puesta en práctica y el debate sobre alguno de los artículos de la Constitución de 1917.

                    II                         
La revolución hoy

En este momento histórico ver a la Revolución Mexicana, en su conjunto, es asimilar las grandes demandas del Pueblo que lo llevaron a levantarse.

La Revolución Mexicana es la lucha por la democracia: el respeto a todas las libertades políticas ciudadanas, el respeto al voto, a la libre manifestación de las ideas, a la asociación, al Sufragio Efectivo y la No Reelección. Exigir un gobierno democrático y republicano. Demandas que no se han alcanzando, pues las elecciones pervertidas en su funcionamiento y controladas por los poderes de hecho, han impedido que se respete la voluntad popular, en marcado en un clima de regresión en las libertades públicas.

Levantar hoy las banderas de la Revolución, es pugnar por que se regresen las tierras a quienes la trabajan. Regresar las tierras usurpadas por las compañías extranjeras a las comunidades. Es luchar por la soberanía alimentaria del país, reactivar al campo mexicano, reconstituir el tejido social agrario y elevar los niveles de vida de quien nos da de comer. A México lo forjaron los campesinos.

La Revolución Mexicana significa hoy, defender el derecho de los trabajadores a un salario justo, a mantener el derecho a huelga, a remuneraciones dignas, al derecho a la salud y la seguridad social, a mantener una jornada mínima de trabajo. Es moderar el abuso e inequidad de los patrones frente a los trabajadores. Es defender todas las conquistas laborales.

La Revolución Mexicana es sostener relaciones internacionales basadas en el principio de la libre autodeterminación de los Pueblos y de la solidaridad con los países pobres y con aquellos que pugnan por su liberación del los poderes económicos globales.

La Revolución es educación pública, gratuita, laica y nacional. Es defender indubitablemente la propiedad de la Nación sobre las tierras, las aguas y todos los demás recursos del país. Es mantener la propiedad nacional del petróleo y la electricidad. Es mantener el postulado de que sea el Estado quién oriente, conduzca, planee y coordine la actividad económica con miras al desarrollo nacional en beneficio de las mayorías empobrecidas.

La Revolución Mexicana como momento culminante en la historia de México, sintetiza en sí misma, las otras dos grandes transformaciones de nuestro país. La Independencia, en tanto surgimiento de la Nación Mexicana, cuyo sentido social se observa en la abolición de la esclavitud de Hidalgo, y en la exigencia para que se moderara la opulencia y la indigencia, aumentando el jornal del pobre, de Morelos, hace más de doscientos años. La Reforma sentó las bases para la consolidación del Estado, condición indispensable para la existencia de México como nación soberana, que quitó el poder al clero y rompió con los proyectos más regresivos de los conservadores. La defensa de la soberanía y de la República con Juárez, frente a la intervención francesa y las presiones de Estados Unidos. Significó una inflexión en la comunidad internacional y un elemento de dignidad, moralidad y resistencia al interior.


                                                                       III                                                                           
La Contrarrevolución

La Contrarrevolución de ayer es la contrarrevolución de hoy. Ya en la consumación de la Independencia los criollos e incluso españoles, tomaron el control, dejando de lado las necesidades y demandas de los sectores campesinos y populares que habían sostenido desde un inicio la insurrección. De la Reforma y la Restauración de la República, devino la dictadura de Díaz, con un gobierno oligárquico empobrecedor. Los principios más altos de la  Revolución se vieron pervertidos a la llegada de caudillos al poder que se había alejado de las causas sociales, en un fluctuante proceso de avances y retrocesos, más retrocesos que avances.

Es complicado no darle una línea de continuidad histórica a la Revolución y a la Contrarrevolución en la historia de México, mas  cuando han sido dos las grandes fuerzas que siempre se han confrontando por la nación: los que apelan al desarrollo autónomo con los recursos internos del país en aras de justicia y soberanía, y los que apelan a los poderes y bondades del exterior para dar término a los problemas del interior.

La Contrarrevolución hoy, es el neoliberalismo que desde hace treinta años se ha impuesto, y que ha acabado con la voluntad popular, la economía nacional y el desarrollo interno, poniéndolos a merced de los consorcios transnacionales. Política económica empobrecedora, productora de marginación e ignorancia. Privatizadora de los bienes públicos y socializadora de los pérdidas.

La contrarrevolución es la entrega del país a los poderes de Washington.  Es el que un grupo compacto haya cooptado todas las instituciones del Estado, suplantado el Estado de Derecho, por una serie de relaciones político-económicas destinadas a mantener su hegemonía. La contrarrevolución ha arrebatado la soberanía al Pueblo de México, residente originaria de ésta y única fuente del legítimo poder público. La República, la res pública, la cosa pública se ha sustituido por el poder empresarial, haciendo del Estado una filial más del Consejo Coordinador Empresarial, despojando al Pueblo de su legítimo poder. Son los gobiernos impuestos mediante el fraude.

La Contrarrevolución es la reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales, consistente en la entrega de los recursos de México a las corporaciones económicas globales; es aniquilar la propiedad de la Nación sobre el petróleo y la electricidad, es vender las tierras de los campesinos a los centros turísticos extranjeros.

La Contrarrevolución es neoliberalismo. Ya en el sexenio de Alemán, cuando este pretendía abrir de nuevo la industria petrolera a las compañías extranjeras, Daniel Cosío Villegas acusaba al presidente de “neoporfirista”, es decir voltear de apostarle nuevo hacia la iniciativa privada y al exterior sin restricciones.

Un grupo de ejidatarios, declara: “El gobierno de Enrique Peña Nieto nos quiere quitar nuestras tierras y bosques del Nevado de Toluca para entregarla a los inversionistas, pero no lo vamos a permitir. Defenderemos la Tierra que nos dejó el general Lázaro Cárdenas.” (Revista Proceso, no. 1933)

IV
¿Para qué Revolución?

La Revolución Mexicana fue un reencuentro con nuestra historia, de allí su profundo carácter nacionalista, cuya raíz fueron las viejas y antecedentes luchas del pueblo. Fue un redescubrimiento de lo mexicano, de la insubordinación, de la dignidad. La Expropiación Petrolera es clara muestra del sí se pudo, de una revitalización para los mexicanos.

La Revolución Mexicana es, al día de hoy, no solo un proceso histórico sino un planteamiento político que se ve vitalizado por las necesidades actuales del país, para  fortalecer un proyecto de reconstrucción nacional. No es retórica anacrónica o superada, es la recuperación de nuestra historia.

La Revolución Mexicana, en ese sentido sintetizador y revitalizado es Soberanía Nacional, Democracia y Justicia Social. Tres principios meridianos que ayer y hoy representan nuestras aspiraciones.

En las actuales circunstancias la Contrarrevolución predomina, y se apresta a dar el asalto final al último reducto económico y simbólico de México, pero “(...) a los que piensan que el petróleo, la electricidad deben seguir formando parte del patrimonio nacional; a los que sienten que ningún proyecto globalizador justifica la subasta de la Soberanía Nacional en  materia eléctrica, organizar un gran Frente de Resistencia en defensa de nuestras conquistas nacionales. Es decir el México creado por las luchas del pasado frente al poder neoliberal que procura liquidarlo.

No todo se ha perdido. No todo impunemente se perderá.” Diría, en algún momento, don Gastón García Cantú.

“Designando el domingo 20 del entrante noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante, en todas las poblaciones de la República se levanten (…)

Conciudadanos: si os convoco para que (…) derroquéis al gobierno del General Díaz, no es solamente por el atentado que cometió durante las últimas elecciones, sino para salvar a la patria del porvenir sombrío que le espera continuando bajo su dictadura y bajo el gobierno de la nefanda oligarquía científica, que sin escrúpulo y a gran prisa están absorbiendo y dilapidando los recursos nacionales, y si permitimos que continúe en el poder, en un plazo muy breve habrán completado su obra; habrán llevado al pueblo a la ignominia y lo habrán envilecido; le habrán chupado todas sus riquezas y dejado en la más absoluta miseria; habrán causado la bancarrota de nuestra patria, que débil, empobrecida y maniatada, se encontrará inerme para defender sus fronteras, su honor y sus instituciones.” Así convocaba Francisco I. Madero para que el día 20 de noviembre de 1910, se levantara el Pueblo.


*Para nosotros, para los que hacemos nuestros 
los mismos ideales, se convoca el día 1° de diciembre, 
en punto de las diez de la mañana, en el Zócalo de la
Ciudad de México.

martes, 12 de noviembre de 2013

morena df ¿Qué festejamos?

  

Roberto Mendoza


De nueva cuenta, el domingo pasado, un importante sector de la población mexicana reafirmó su voluntad por lograr que el Movimiento Regeneración Nacional se convierta en partido político. En esta ocasión, antecedido por 19 asambleas estatales exitosas en el resto del país, le correspondió a morena df realizar su asamblea ante el IFE. Esta asamblea se llenó de una gran carga simbólica por dos razones: fue la número 20 y es en donde se ha dado, hasta el momento, la concentración más numerosa de militantes del movimiento.

Con la congregación en el D.F., morena cumplió con el requisito legal del mínimo de asambleas que, a una organización política se le demanda, para fundamentar la existencia de un apoyo social representativo que le haga merecer disputar el poder político. Por lo tanto, el cumplir con la asamblea en el DF no sólo fue un logro local sino que tuvo repercusiones nacionales. De igual manera,  es el centro político de la Nación, la Capital de la República, donde se ha expresado con mayor fuerza la voluntad de seguir luchando por construir una organización de izquierda, de altas miras y lejana de los vicios de la política actual.

La asamblea estatal de morena df, sin duda, fue un gran éxito, sin embargo, de cómo sus militantes actúen día con día, de qué tan congruentes se muestren cada uno de sus integrantes con el discurso que pregonan, dependerá cómo se recuerde a futuro la asamblea. La reunión en Plan sexenal o puede ser el emblema del inicio de una lucha ardua, pero digna, por reconstruir la política como un ejercicio al servicio de los demás, o bien puede pasar a la historia como el día en que los anhelos de hacer las cosas diferentes se opacaron por la rutinaria y conservadora forma de entender a la política como algo en donde quienes participan en ella se benefician de quienes no.

Estas dos visiones en sí mismas son excluyentes y absolutas, no hay términos medios, por ello, para definir qué futuro le espera al morena no se puede valer de matices ni medias tintas. O morena es la herramienta política de un pueblo necesitado de reconstruir la Nación a través de la participación colectiva, libre, desinteresada y honesta, o es un logro más de este sistema que coopta y alinea hasta a la oposición más confrontativa.

El ánimo de celebración es algo meritorio a la militancia del movimiento, hay argumentos de sobra para estar contentos y aplaudir por lo que se ha logrado realizar, no sin grandes esfuerzos y sacrificios de ciudadanos consientes, pero esto nos obliga, al mismo tiempo, dar paso a nuevas reflexiones sobre los retos de esta naciente organización.

Los morenos no desconocemos que entrar de lleno a la lucha política es un arma de doble filo. La disputa por cargos de representación política se asemeja a los coloridos contornos de una planta que atrae a seres para devorarlos. A veces esos colores se basan en la vanidad de algunos personajes susceptibles por sentirse “representantes populares”; mucho más común es que la tonalidad de la llamativa atracción sean los beneficios económicos que implica el ser miembro de la llamada “clase política”. La vanidad y los lujos han sido las mejores mordazas para los políticos críticos. Si no queremos ser devorados, si queremos librarnos de las tentaciones de la política vulgar, es fundamental nuestra participación consciente pero, sobre todo, la asimilación de principios que deben ser inviolables como honestidad, congruencia, valentía, dignidad.

Hoy morena tiene una alta carga de legitimidad, sobre todo por lo que representa su máximo dirigente, eso le ha ayudado a crecer y a sumar a ciudadanos valiosos. Pero la buena imagen de una organización y las amplias posibilidades de crecer pueden sepultarse rápidamente si se reproducen en ella las desviaciones de la política. La asamblea del domingo en el D.F. se llenó de esperanza y motivación, se llenó de fiesta y algarabía pero también de conciencia y seriedad. Las expresiones de nuestro dirigente fueron claras y contundentes “morena no es trampolín político”, “nuestro objetivo es transformar al país, no llegar a cargos”. La lucha que representa morena es la más ambiciosa y la más difícil, no sólo se concentra en las transformaciones políticas y económicas sino en la “revolución de las conciencias”, la base de cualquier cambio real.

En esta labor el Distrito Federal servirá de eje para el resto del país. La Capital debe ser ejemplo y punta de lanza. Las condiciones están dadas para que,desde cada rincón de la ciudad, la nueva forma de hacer política que busca morena se realice de manera exitosa. Claro está que también es en la capital de la República donde los colores de la vanidad y los lujos suelen ser más atractivos. Ella representa cargos, prebendas y recursos públicos en grandes cantidades, no por nada los intereses de la izquierda amarilla se han concentrado en mantener el control de la ciudad a costa del olvido del proyecto nacional.

Morena df tiene el gran desafío de llevar a cabo una renovación real del ideario político de izquierda. Afortunadamente se cuenta con miles de ciudadanos conscientes y claros de lo que representa nuestro movimiento. El domingo 10 muchos de ellos estuvieron presentes asumiendo la decisión de hacer de morena una organización política honorable. Esperemos que los aplausos y la euforia emitida en nuestra asamblea tengan como motivación el compromiso de actuar a la altura de las circunstancias, esperemos que las risas y los abrazos no se hayan inspirado en haber conseguido, al fin, la plataforma política que permitirá los objetivos personales.


En conclusión. La asamblea estatal de morena en el DF para cumplir con los requisitos ante el IFE y lograr el registro como partido político, debe entenderse como un acto congruente y con un sentido de compromiso. Ese episodio significó, formalmente, la decisión de mexicanos por construir una organización a la altura de las circunstancias, distinta, honesta, fiel a México. Los allí presentes asumieron el compromiso de hacer de morena un instrumento del pueblo, no de intereses personales. El logro de la asamblea, como la futura obtención final del registro, no debe entenderse como una victoria sino como un reto. Los morenos le hemos dicho a México que sí es posible hacer política sin mezquindades, pero día con día, tendremos que hacer que esas palabras no sean demagogia. Hemos cumplido con un requisito legal pero, cada día que venga, tendremos que demostrar, en los hechos, que de verdad morena merece existir como partido político. Ese será en realidad el verdadero logro. Ese será en realidad el motivo de un gran festejo.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El Pragmatismo Político. Congruencia Entre el Discurso y el Accionar Político

Julián Castruita Sánchez


La inquietud de escribir este artículo nace después de asistir a una conferencia sobre la “Ética Política”, impartida por Héctor Díaz Polanco, Presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del movimiento de regeneración nacional, en la cual se tocaron algunos puntos que me gustaría compartir con ustedes.  

El intelectual dominicano, basando su análisis en la teoría del pragmatismo político, del filósofo alemán Max Horkheimer. Señaló que cuando escuchamos la palabra “pragmático”, la entendemos como sinónimo de práctico y a simple vista ser práctico parece ser una virtud pero, en la política, cuando se está en busca de un cambio, se vuelve un defecto.

Y es que el político pragmático lo podemos definir en cuatro puntos: Es aquel que busca llegar al éxito (individual) sin importar las formas y/o valores, utiliza la anulación del pasado como una de sus principales armas, mantiene una cercanía constante al centro político (es indefinido) y suele poner por encima del fin, al medio. En suma el pragmatismo político es algo que actualmente padecen los partidos políticos en nuestro país. A continuación veremos por qué.

La pérdida de valores, la podemos encontrar en PRI, PAN y el PRD, estos partidos han convertido la política en un medio de enriquecimiento personal de sus dirigentes. En lugar de buscar establecer políticas que le traigan algún beneficio a la sociedad, es el acceso a cargos públicos para, desde ahí, favorecer a unos cuantos y a ellos mismos, lo que los motiva entrar a la lucha política. Estos tres partidos se caracterizan por llevar a cabo acciones similares, en busca del poder político. Cada uno en distinto nivel, reparten despensas, coaccionan el voto, no les importa lucrar con la miseria de la gente, se exceden en gastos de campaña, promueven la corrupción, usan el acarreo y el clientelismo como sus principales armas, cometen fraudes electorales al interior y exterior del partido, se alían entre ellos sin importar que tengan “ideologías diferentes”, tienen nexos con el crimen organizado; en fin, hacen cualquier cosa ilegal con tal de seguir viviendo del presupuesto.

Es frecuente, en especial en el PRI y PRD; escuchar expresiones de líderes refiriéndose a parte de la militancia como “mi gente”, frase que nos ejemplifica claramente lo que significa hacer política para ellos en nuestro país, cómo entienden a la ciudadanía como un objeto del cual se pueden apropiar a través del clientelismo y acarreo. Podemos ver incluso, cómo políticos pasan de un partido a otro; sin importar la ideología del mismo sólo para continuar su carrera personal y trasladando a los otros espacios las mismas prácticas aberrantes.

En el PRI, vemos acciones con una total falta de ética y valores como: la represión de Atenco, el endeudamiento de Coahuila, Tamaulipas y el Estado de México; gracias a las gestiones de Moreira, Yarington, Montiel y Peña Nieto, la exoneración a Raúl Salinas, el gobierno represor y autoritario de Ulises Ruíz o los nexos al narcotráfico de Fausto Vallejo y Fidel Herrera. En los gobiernos del PAN y PRD, vemos acciones similares; ahí tenemos a los niños de la Guardería ABC, los muertos que dejó la guerra contra el narcotráfico de Calderón, la desaparición del cadáver del “Lazca”, el lujoso departamento que el ex diputado Cesar Nava regaló a su novia, la represión de Mancera a la protesta social en el Distrito Federal, la vinculación de los ex gobernadores de Michoacán Leonel Godoy y Lázaro Cárdenas Batel con el narcotráfico, la represión en Ayotzinapa; entre otras.

Sin embargo, este punto, la pérdida de valores, es más preocupante en un partido de oposición que se hace llamar de izquierda, como el PRD. Actualmente a la mayoría de sus integrantes, no les interesa difundir y defender un proyecto político que pueda contrarrestar el del actual gobierno, mucho menos, planean llevar a cabo una transformación del país, su objetivo es mantener pequeños o grandes espacios de poder, en busca de un interés personal. Es claro que este partido lleva a cabo todas las acciones políticas que aprendieron en el PRI. La mejor expresión para ejemplificar este punto, es la frase dicha por Felipe Calderón Hinojosa cuando era candidato a la presidencia de la república en 2006: “Haiga sido como haiga sido” que bien la podría acuñar Miguel Barbosa justificando la aprobación de las contrareformas por parte del PRD

Otra de las características principales del pragmatismo político, sin duda es la anulación del pasado. Los gobiernos pragmáticos se han caracterizado por borrar la memoria histórica de los ciudadanos, y es así como han logrado mantenerse en el poder. Hoy en día Enrique Peña Nieto nos dice que la reforma energética es “en honor a Lázaro Cárdenas”, y hace cerca de tres años Felipe Calderón nos dijo que “La Estela de Luz” fue construida con motivo de la conmemoración de los cien años de la revolución mexicana; cuando es una simple escultura en forma de galleta. La primera expresión, es una clara deformación histórica, y la segunda no representa en nada la lucha que hace más de un siglo emprendieron miles de mexicanos en busca de un mejor país.

El PRI, traicionando sus orígenes y eliminado el último rasgo de su pasado nacionalista, ha cambiado sus estatutos para permitir que potencias extranjeras vengan a adueñarse de nuestro petróleo, sin impórtales que estén acabando con el presente y futuro de millones de mexicanos. El PRI, busca modificar los artículos 27 y 28 constitucionales que defienden las tierras y los recursos naturales de la nación, y que fueron el logro de una revolución, movimiento del cual surgió su partido; recordemos que en las épocas de Porfirio Díaz, las petroleras extranjeras extraían nuestro petróleo sin pagar un solo centavo y se enriquecían a costa de millones de mexicanos. Esto precisamente es lo que quieren volver a hacer, aquí es donde señalamos esa falta de memoria histórica.

Por otro lado, vemos al PRD, quienes se jactan de ser una “izquierda moderna”, por el hecho de negociar con la derecha. Esto último, con una total falta de memoria histórica, ya que hacen pactos y alianzas con los dos partidos que han traicionado la voluntad popular, y contra los que se supone tiene un proyecto político distinto. Es lamentable como Jesús Zambrano; presidente del PRD, haya pasado de ser guerrillero de la “Liga 23 de septiembre” a ser comparsa del PRI; o Rosario Robles de su marxismo universitario, al gabinete del PRI neoliberal. Así, el pragmatismo, pero en especial la derecha política, que ya incluye al PRD, siempre nos dirá que lo que importa es el presente y no el pasado. Esto lo logran con una de sus principales armas, los medios de comunicación masiva; quienes se dedican a deformar la información y a promover la ignorancia en nuestra sociedad.

En un tercer punto, el político pragmático, siempre busca la comodidad, conseguir las cosas fáciles sin ningún esfuerzo y, en pocas palabras, acomodarse convenientemente dentro del espectro político según el beneficio que obtendrá. El PRD por más se diga ser una organización de izquierda, por el simple hecho de estar en un pacto político con partidos de derecha,  en el cual se legitiman políticas neoliberales, se está corriendo al centro y quizás hasta la misma derecha. Es terrible la pérdida ideológica que ha tenido este partido.

Como bien dice Díaz Polanco, el centro siempre lo define la derecha y este consiste en repartir pequeños pedazos del pastel, pero sin perder el control político y económico. Es terrible decirlo, pero el PRI ha anulado a la oposición institucional en nuestro país. Así, la oposición partidista actualmente no existe en México, el PAN y el PRD han convertido la en un acto de simulación. Como Andrés Manuel López Obrador mencionó el 27 de Octubre en el Zócalo capitalino, ambos partidos acordaron con el PRI que uno (el PAN) se opondría a la reforma hacendaria  y el otro (PRD) a la reforma energética; sin embargo, esta oposición es discursiva, ya que está acordado que pasen dichas reformas, puesto que sólo les interesa seguir aparentando que vivimos en una democracia. El PRD tiene que simular que aún sigue siendo un partido de izquierda y el PAN tiene que seguir haciéndose pasar como defensor de las clases medias, pero lo que en realidad les interesa es seguir teniendo un poco de poder (véase http://animalpolitick.blogspot.mx/2013/10/reformas-hacendaria-y-energetica-el.html).

Vivimos en una partidocracia; nos hacen creer que vivimos en un régimen democrático, no obstante, entre los tres principales partidos se reparten el pastel y da lo mismo votar por uno o por otro. El Frente Democrático Nacional que después se convertiría en PRD, liderado por Cuauhtémoc  Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, sin duda dio una apertura a la democracia, ya que en sus inicios fue un gran espacio de lucha en busca de un mejor país. Sin embargo, todas las desviaciones ya mencionadas, acabaron por pudrirlo. Ante esto, no sólo el PRD está traicionando los principios con los cuales fue creado, inclusive, el PAN, cuando en verdad era oposición con todo y su ideología de derecha, anticomunista, fascista y conservadora, tuvo grandes luchadores por la democracia como Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier o Carlos Castillo Peraza  que si hoy vieran en lo que se ha convertido Acción Nacional se sentirían avergonzados.

En el cuarto punto definitorio del pragmatismo político, quizá el más importante, se refiere  al político pragmático que suele poner por encima el medio que el fin. El mejor ejemplo de esto nuevamente es el PRD, al que le gustó llegar a pequeños espacios de poder y mantenerse ahí. El PRD se convirtió en un partido al que sólo le interesa ganar elecciones, olvidándose de lo más importante que es lograr el cambio político. Hoy vemos como en el PRD las tribus y militantes en general, se pelean entre ellos por llegar al poder y claramente, el que comete más actos antidemocráticos y es más corrupto es el que gana (sin importar si es el grupo de los Chuchos, el de Bejarano, el de Marcelo Ebrard).

El PRD se convirtió en un partido electorero, gran parte de su dirigencia empezó a ver como su principal objetivo ocupar cargos públicos; en lugar de buscar una transformación del país. En un inicio, el PRD lució como el medio para conseguir la obtención de un mejor país; sin embargo, hoy en día su única finalidad es hacer lo que sea para ganar elecciones. Esa es la izquierda que le gusta a la derecha, aquella que puede controlar a base de “huesos”.

En resume, ser pragmático equivale a ser de derecha y en México ya no tenemos izquierda política. Cuando cometes acciones como las antes señaladas, dejas de ser de izquierda; te olvidas de lo fundamental “el hombre no debe vivir de la política, sino para la política”. El PRD dejó de ser de izquierda cuando antepuso intereses personales a los de la nación, cuando replicó las deformidades de la política como el acarreo y la compra de voluntades, cuando dejó al olvido la memoria histórica, cuando pactó con la derecha el desarrollo del neoliberalismo.

Con los gobiernos neoliberales, cada vez encontramos más privatizaciones, menos programas sociales y una preocupante reducción de tareas fundamentales del Estado. Es por eso que se tiene la necesidad de la formación de una nueva y verdadera oposición por la vía institucional.

Muchos mexicanos vemos en MORENA esa verdadera oposición. Por eso, es preocupante la situación en la que actualmente se encuentra nuestro movimiento, hemos centrado toda nuestra atención en la coyuntura de la defensa del petróleo (lucha legítima que necesariamente tenemos que dar), y en las asambleas constitutivas estatales, como consecuencia de esto, hemos dejado a un lado la parte social de MORENA. Desatendimos la lucha contra las demás reformas estructurales neoliberales como son: la educativa, hacendaria, fiscal y laboral. En concreto parecía que el levantamiento de la CNTE era lo que necesitábamos para fortalecer al movimiento, pero inexplicablemente no lo supimos aprovechar. Ahora bien, sin que descuidemos las luchas políticas y sociales de nuestro país, es necesario que volvamos a poner atención en la formación de nuestro movimiento; no olvidemos que lo nuestro es un proyecto a futuro.

MORENA tiene una ventaja, se cuenta con la experiencia del PRD y tenemos a toda costa que evitar imitar las prácticas políticas de dicha institución. Si MORENA  pretende cumplir todos sus objetivos, tiene que evitar convertirse en un partido pragmático, ser diferente y no un partido más. Para conseguir esto necesita lo siguiente:

En MORENA debemos tener en claro que para lograr nuestros objetivos son muy importantes las formas; debemos ser honestos, democráticos (una verdadera democracia, participativa e incluyente al interior y exterior del partido), usar la concientización de la gente como nuestra mejor arma y sobre todo, nunca perder nuestros ideales, los orígenes que nos han dado Patria. El mejor ejemplo nos lo dio Andrés Manuel, cuando en el 2006 en una entrevista que se le hace a Elba Esther Gordillo en la revista PROCESO, ella reconoce  que en varias ocasiones antes de otorgarle sus servicios políticos a Felipe Calderón; intentó tener contacto con López Obrador, pero este siempre se negó a atender sus llamadas argumentando que él no tenía nada que hablar con corruptos. Recordemos que Elba Esther en ese entonces era líder del Sindicato más grande de América Latina, y el hecho de haber aceptado un posible trato con ella  y todo su aparato electoral, hubiera significado deberle un favor. Claro, esto  pudo haber cambiado el curso de la historia e incluso asegurado la presidencia para la izquierda en nuestro país, sin embargo; AMLO dio una muestra clara de que las formas para lograr los objetivos son primordiales y por acciones como estas, es que su movimiento actualmente sigue contando  con una gran cantidad de simpatizantes. 

Por otro lado; como una organización de izquierda, MORENA debe de hacer siempre énfasis en el pasado, tanto impulsar los orígenes de la Nación como para evitar los desvíos,  y es por eso que debe recordar y tener como fuente de inspiración las tres grandes luchas que ha tenido nuestra patria: La Independencia, la Reforma y la Revolución. Los militantes de MORENA, con base a esas luchas, debemos luchar por la cuarta transformación de la República.

Los morenos no olvidamos los fraudes electorales de 1988, 2006 y 2012; no olvidamos los gobiernos autoritarios y represores de los movimientos estudiantiles del 68 y del 71,  recordamos todo el mal que le han hecho a nuestro país con sus políticas neoliberales: la venta de Telmex (bastión de la fortuna de Slim y de Carlos Salinas de Gortari),  la firma del Tratado de Libre Comercio, desaparición del ferrocarril,  el FOBAPROA, la privatización de la banca, las extinciones de Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación y, ahora, el intento de privatizar PEMEX. Asimismo,  no se nos olvidan los 80 mil muertos de Calderón.

Al mismo tiempo reivindicamos y hacemos nuestras las luchas del pueblo ilustradas a partir  de a grandes personajes que nos dieron patria como: Miguel Hidalgo, Benito Juárez, los Hermanos Flores Magón, Francisco I. Madero, Francisco Villa, Emiliano Zapata y el General Lázaro Cárdenas. Mostramos profunda admiración por aquellos defensores de los derechos humanos como Rosario Ibarra de Piedra, y aunque no coincidamos en las vías de lucha, mostramos respeto por la guerrilla que encabezaron los normalistas Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, así como de los movimientos armados del EZLN, la APPO, ATENCO y el EPR. Realizamos comparaciones históricas, haciendo alusión que la reforma energética de Peña Nieto, es exactamente lo mismo que la venta de más de la mitad de nuestro territorio a Estados Unidos que hace poco más de 1 siglo llevo a cabo Antonio López de Santa Anna. Esa es la importancia que tiene y debe tener la historia para la izquierda política.

Por otro lado, MORENA debe siempre de estar orgullosa y reconocerse como una organización de izquierda (no sólo en el discurso, sino también en los hechos), que busca el bienestar social y que está en una lucha constante contra aquellos que fomentan la desigualdad económica y social. La derecha siempre verá la pobreza como algo natural e incluso la promoverá; sin embargo, nosotros siempre debemos de cuestionarnos y combatir la existencia de tal desigualdad. Como organización de izquierda debemos de estar siempre solidarizados con los movimientos sociales que luchen por las causas justas. Las políticas neoliberales y en específico las reformas estructurales propuestas por el Ejecutivo Federal, no sólo afectan a las clases bajas, sino también a las medias, a los pequeños y medianos empresarios y al pueblo de México en general. Es por eso que una de las premisas de MORENA es la lucha por todos, no sólo por aquellos que simpatizan con nosotros; sino también por aquellos que votan por el PAN y por el PRI, ya que esto nos va a acabar afectando a todos de alguna manera. Esa ideología de izquierda, es la que nos permite voltear a la Latinoamérica, e identificarnos con las grandes luchas revolucionarias contra el neoliberalismo que han dado personajes como: Salvador Allende, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o “Pepe” Mujica.    

MORENA debe de tener claro que el medio es el partido, el medio sería llegar al gobierno, pero ese no es el objetivo de nuestro movimiento, su verdadero fin es la transformación de nuestro país y hasta que no lo consigamos vamos a seguir luchando con ideales, de la misma manera que los hacemos ahora. El fin es lo verdaderamente importante, el medio solo te ayuda a conseguirlo.

 Los retos para MORENA son grandes y sería iluso decir que en su interior se están exentas  las prácticas aprendidas en el PRD, y mucha gente intentará penetrarse en el movimiento con la única intención de conseguir intereses personales. Por eso el buen papel de las Comisiones de Honestidad y Justicia, en las que  los militantes pueden ir a poner sus quejas por prácticas antiestatutarias, es esencial para la salud del movimiento. Sin embargo. Si bien esto promueve la cultura de la denuncia, como bien dice Díaz Polanco tampoco son comisiones inquisitorias y se deben dar resoluciones a estas denuncias con su debido tiempo, y cuando haya pruebas contundentes se sancionará debidamente. La única forma de hacer que este órgano funcione, y evitar dichas prácticas, es mediante la concientización de las bases; con una formación política constante. Esto con el fin de defender siempre los principios de nuestro movimiento, para poder llevarlo a buen puerto. Aquí nada, ni nadie, puede pasar por encima de los estatutos.

Es fundamental que MORENA se convierta en un partido de líderes, difundiendo y defendiendo nuestro proyecto. Con esto construiremos un partido de cuadros; propositivos y críticos a su dirigencia. Los militantes de morena deben estar alejados del pragmatismo político y, por el contrario, ser un ejemplo de que la política es asunto de todos y como tal se puede actuar de manera honesta, congruente y libre.

El propósito de MORENA es tener un mejor país. Ese nacionalismo y amor a la patria es el que nos debe hacer continuar en la lucha día con día, si lo tenemos siempre en mente difícilmente llevaremos a cabo actos de traición. Debemos recordar que si alguno de nosotros falla no será al partido, a AMLO o a nosotros mismos; sino a nuestra Nación, a nuestros hijos, nietos y al pueblo de México.

Abrazos combativos.